2Porque el que habla en lenguas, no habla á los hombres, sino á Dios; porque nadie le entiende, aunque en espíritu hable misterios.
3Mas el que profetiza, habla á los hombres para edificación, y exhortación, y consolación.
4El que habla lengua extraña, á sí mismo se edifica; mas el que porfetiza, edifica á la iglesia.
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