1Y LOS hijos de Aarón, Nadab y Abiú, tomaron cada uno su incensario, y pusieron fuego en ellos, sobre el cual pusieron perfume, y ofrecieron delante del Señor fuego extraño, que él nunca les mandó.
Siguiente Versículo 2El Levítico (en griego: Leyitikós, ‘acerca de los Levitas’; en hebreo. [Vayikra], ‘y Él llamó’) es uno de los libros bíblicos del Antiguo Testamento y del Tanaj. Aunque tenga fragmentos más antiguos, hay consenso entre los estudiosos de la Biblia en que adquirió su actual forma durante el período persa (entre los siglos VI y IV A.C). Forma parte del Pentateuco, y de la Torá judía (“La Ley”). Se lo cuenta entre los libros históricos y en ambas versiones es el tercero, ubicado entre Éxodo y Números.
La primera enseñanza del Levítico es que la asamblea es santa. Por lo tanto, sus miembros deben estar acordes con esta santidad, siendo puros y perfectos. En este sentido, el texto sigue al Decálogo y las normas dictadas por los profetas, que pasaron mucho tiempo insistiendo en las exigencias morales que Dios requería de los judíos.
Pero no se trata de un manual moral (18-20) ni de una profecía (26), ni tampoco de un texto jurídico. Es esencialmente un manual ritual sobre distintos tipos de celebraciones: sacrificios sagrados (1-7), ordenación de los sacerdotes (8-9), purificación (14), expiación (16) y fiestas o santas convocaciones (23).
Intenta, entonces, una clasificación de los sacrificios basándose en los conceptos —novedosos— de pecado, expiación y dones divinos. Las antiguas fiestas prehistóricas conservan su alegría y su piedad, que quedarán para siempre en poder de Israel en tanto cumpla con el Pacto ( mandamientos) y no renuncie a la asistencia divina y a la obediencia de la Torah.